A propósito de un correo recién llegado, viene a mi mente un artículo que escribí a finales de 1999 respecto a la pesca indiscriminada y depredadora no solamente de anchoveta sino también de sardina, jurel y caballa, Han pasado ya 16 años y el problema sigue por que la corrupción y el dinero mal habido son amigos inseparables.
UNA HISTORIA TRISTEMENTE CELEBRE Y ALGO MAS
Una vez más se está
propalando la noticia de que nuevamente somos los primeros productores de
harina de pescado en el mundo.
Las personas entendidas que son serias y responsables se estarán preguntando además si ahora seremos los únicos productores en el mundo, por que hace ya muchos años que solamente se produce harina de los desechos resultantes de hacer pescado congelado o en conserva, puesto que éstas son formas mucho más eficientes para lograr un beneficio/materia prima más elevado, evitando así una depredación de las especies capturadas y permitiendo que no desaparezcan ni los peces ni las aves que de ellas se alimentan.
Las personas entendidas que son serias y responsables se estarán preguntando además si ahora seremos los únicos productores en el mundo, por que hace ya muchos años que solamente se produce harina de los desechos resultantes de hacer pescado congelado o en conserva, puesto que éstas son formas mucho más eficientes para lograr un beneficio/materia prima más elevado, evitando así una depredación de las especies capturadas y permitiendo que no desaparezcan ni los peces ni las aves que de ellas se alimentan.
En la mayoría de los países del mundo donde se procesan especies
marinas, se puede hacer harina de los desechos, pero jamás del íntegro de la
especie, como en el nuestro, que en forma irresponsable depredan recursos tan
importantes como son la anchoveta, la sardina, la caballa y el jurel y que los
entendidos en la materia saben que tiene un bajísimo porcentaje de
transformación del recurso como lo veremos más adelante.
LA
ANCHOVETA
Después del plancton,
la anchoveta es quizás la base de la alimentación de especies mayores tan
importantes como son el lenguado y la corvina; mamíferos como el lobo marino y
la foca; cetáceos el delfín y la infinidad de aves marinas, que cuando el
equilibrio ecológico fue el adecuado, produjeron grandes cantidades de GUANO y
que con orgullo podemos decir ahora que FUIMOS LOS PRIMEROS PRODUCTORES EN EL
MUNDO, sin depredar, sin hacer daño a nadie, sin afectar el equilibrio
ecológico pertinente. Mientras el hombre
no explotó la anchoveta, el equilibrio de alimentación y producción se mantuvo
a lo largo de todo nuestro litoral.
Desafortunadamente, la incursión en
la captura de anchoveta para la elaboración de harina de pescado y aceite, en
las décadas de los 50 y 60, produjo inmensas ganancias y nuevos grandes
millonarios que ávidos de dinero y poder no tuvieron el menor recato en hacerla
desaparecer y junto con ella, muchas especies más que murieron por
inanición. La población de aves marinas
comenzó a disminuir aceleradamente, pero..... cuando uno no se quiere dar
cuenta.
El
proceso de transformación para elaborar harina de pescado es muy rápido y la
maquinaria para realizarlo muy barata. Por ello, rápidamente se formaron muchas
empresas, algunas de ellas tan grandes que podían procesar 160 toneladas por
hora de anchoveta y trabajar 20 horas diarias.
Lo único bueno de este asunto es que se produce dinero muy rápido pero
después, todo lo que viene de trasfondo es malo o muy malo. El rendimiento ideal de transformación del
producto era muy bajo, aunque teóricamente 20% (en el mejor de los casos) se
convertía en harina y 5% en aceite. Es
decir, teóricamente se requerían 5 toneladas de anchoveta para producir una
tonelada de harina pero esto muy rara vez se consiguía. Como en aquellos años la anchoveta se
capturaba a más de ocho horas de navegación, por lo general, ésta llegaba
descompuesta o muy descompuesta, entonces el rendimiento bajaba a 15%, 12%, 10%
y hasta 8%, lo cual era verdaderamente un crimen. La producción de aceite bajaba a 1% o 2%. Ya
a estas alturas el producto tenía toxinas y se le aplicaban penalidades al comercializarla;
pero como se tenía que cumplir con contratos de entrega previamente acordados,
todo valía. Las bolicheras no tenían
medios de conservación de la captura y a veces llegaba ésta totalmente
descompuesta con alto contenido de ácido clorhídrico y que con una sola
respirada mataba a los que se atrevían a mirar las bodegas. A veces la captura incluía especies de
consumo humano, que eran retiradas mientras éstas eran elevadas hacia la tolva
de medición. La caballa no se comía; iba
a las pozas de recepción que se llenaban de pelícanos que se las devoraban, por
ser su alimento habitual, por que en el mar ya no las podían encontrar. Después, éstos no podían levantar vuelo y
quedaban atrapados esperando su triste final absorbidos por los gusanos transportadores
que los destrozaban y se convertían también harina de pelicano. Pero no era tan fácil por que los huesos de
estas aves trancaban transportadores, cocinas, y prensas y los llegaban a
romper parando el proceso por horas y a veces por días. ¿Castigo de Dios?
Bajo el punto de vista de la
comercialización, el Estado era timado como siempre. Los productores de harina formaban sus
propias empresas en el extranjero, en países con bajos impuestos y desde ahí la
exportaban a los países interesados. Por ejemplo en los años 69 y 70, se exportaba
a 80 US$ la tonelada para luego comercializarla por lo menos al doble de su
valor en los mercados internacionales.
Los grandes perdedores fueron, por
supuesto, las especies que se alimentaban de la anchoveta. Desaparecieron o disminuyeron críticamente
especies tales como la corvina, el lenguado, el bonito. Las aves marinas se morían por todos lados
faltas de alimento y sólo faltaba que viniese la corriente del Niño, no sólo
para rematarlas sino también para echarle toda la culpa de las desgracias. Los lobos y las jibias se varaban en las
playas por cientos y miles; pero seguíamos siendo los primeros productores de
harina de pescado en el mundo. ¡Que tal triunfo! Y ¡A que precio!
En la década del 70 se diezmó a la
anchoveta y ya no hubo necesidad de prohibir su pesca. Simplemente desapareció; pero no la pesca por
que ahora se fueron sobre la sardina, el jurel y la caballa. Ya no habían privados y todo estaba en manos
del Estado que había confiscado todos los bienes de pesca a un sol cada
uno. El resultado de esto fue
desastroso, por que no hay más ladrón
que el que maneja plata de otro y si el dueño es un organismo abstracto peor
aún. Nunca se alcanzaron las ganancias de los privados y finalmente tuvieron que
“vender” los activos de pesca para que los privados nuevamente produzcan harina
pero esta vez, de residuos de pescado.
Pero, en el ínterin hubo algo bueno.
Como a los privados les prohibieron producir directamente harina de
pescado, algunos de ellos incursionaron en la elaboración de conservas.
La mayoría de ellos incursionaron en la elaboración de conservas
adquiriendo máquinas usadas, viejas y obsoletas, pero, algo era algo. Se dieron cuenta que era un negocio más
noble, había menos depredación del producto y la eficiencia de producción era
significativamente más alta. La conservación de la captura en su ruta al puerto
era una necesidad.
PROCEDENCIA
DE LAS MAQUINARIAS PARA CONSERVA DE PESCADO
En las décadas del 50 y 60 hubieron empresas extranjeras que se
formaron para producir conservas de atún que estaba muy en boga por aquellas
épocas. Hubieron grandes consorcios
pesqueros que se instalaron en las zonas de Ilo, Chimbote y Paita, pero
realmente desconozco las razones por las que abandonaron esta producción. Puede haber sido el hecho de que al ver como
los productores de harina de pescado se llenaban los bolsillos sin mayor
inversión y conocimiento, se hayan visto también atraídos a esta nueva (en esa
época) forma de depredación, digo de explotación más rentable. Lo cierto es que en la década de los 60 ya
casi no habían fábricas de conservas de pescado operando.
LA
SARDINA, EL JUREL Y LA CABALLA
Antiguamente, cuando había
abundancia de especies como el bonito, la corvina y el lenguado, estas especies
no eran cotizadas para el consumo humano y casi no se vendían en los mercados,
pero en el año 1973 se comenzaron a formar las primeras fábricas de conserva
como ya lo dijimos anteriormente y comenzaron a darse cuenta de que el
rendimiento era mucho mejor que el de la harina. Cerca del 40% de la captura era convertida en
conserva y más o menos un 20% eran desechos que iban a la producción de harina
de pescado. En total, cerca del 4% del
producto era convertido en harina de alta calidad por que el producto era
traído al puerto en bodegas con hielo.
Los requerimientos de flota pesquera se reducían a la mitad. Claro, no
todos tenían sus propias embarcaciones y a veces éstos tenían que comprar
producto en mal estado, para convertirlo en conserva. Pero esto no era tan fácil como la harina mal
producida ya que la conserva era para consumo humano y cuando la vendían así en
el extranjero, muchos de estos embarques
eran rechazados por los compradores en el puerto de llegada y obligados a
fondearla en el mar o difamarlos en todo el mundo si se oponían a ello.
Se había entrado a un mercado más exigente y más controlado pero con
maquinaria obsoleta. La inversión para
hacer conserva de pescado es muy alta, incluso con máquinas viejas. Mientras en los mercados del mundo aparecían
maquinarias más veloces y nuevos tipos de envases de aluminio con abridor
propio, nosotros seguíamos usando el antiguo envase de 1/2 lb y sus asociados
TALL y OVAL, donde estos envases representaban más del 50% del costo
total. La competencia en el extranjero
estaba perdida, salvo en continentes como Africa y Asia, pero acá en el Perú
todavía se podía vender con ganancia.
Era la época de la injusta invención del dólar MUC de exportación, sub
valuado. Los exportadores trabajaban a pérdida o muy cerca de ella. Se inventó
el CERTEX para compensar y permitir que los privados pudiesen ganar a costa de
una pérdida total por parte del Estado y así, hicieron plata. Luego el Estado
dejó libre al dólar de exportación pero se olvidó de eliminar el CERTEX y todos
ellos comenzaron a ganar en forma abismal, a costa del Estado.
Finalmente el Estado comenzó a vender indiscriminadamente activos de
pesca para la elaboración de harina de pescado y los conserveros paulatinamente
fueron produciendo cada vez menos conservas y más harina, a vista y paciencia
de todo tipo de autoridad, ya sea Ministerios, Capitanías, Institutos, etc., y
se volvió a la informalidad de hacer exclusivamente harina de pescado.
Ahora tenemos nuevamente la
depredación a todo nivel. Todo lo que se
encuentra se transforma en harina. Como
ahora hay más informalidad que antes y por tanto, menos control, las bolicheras
pescan a 300 y 400 metros de la costa, donde los peces vienen a desovar para
proteger su superviviencia de los peces de mar abierto, sin saber que ahí los
espera el depredador más cruel y ambicioso.
El pescador artesanal también ha
aprendido a depredar a su manera y ahora emplea redes buladoras en las playas,
redes estas que están prohibidas en el resto del mundo porque rastrean el fondo
y como se ponen en forma rectilínea, en gran longitud y perpendicular a la
playa, caen especies no esperadas como delfines, lobos y los matan sin
piedad. También se las ingenian para
poner espineles las 24 horas del día en lugares donde los peces deben estar
protegidos o donde los bañistas exigen que no hayan artefactos peligrosos en
sus balnearios.
En otros países, hay zonas donde
está prohibido cualquier tipo de faena de pesca, por ser un sitio de desove de
especies en peligro de extinción. En otras zonas solamente se permite la pesca
deportiva, y finalmente, como es lógico, también existen zonas libres para la
pesca artesanal. Acá todavía estamos
sumamente interesados en estudiar el mar de la antártida y luego ver que la
biomasa esté debidamente repuesta para que le peguen otra batida con las redes
de cerco por que se necesita recabar mucho impuesto por la producción de harina
para poder administrar el país. A
propósito de la biomasa, sería interesante averiguar como se consigue este equilibrio
por que cada vez hay menos aves marinas, por que se mueren por inanición. Me imagino que cuando solamente quede una
gaviota en nuestro mar, la biomasa va a sobrar y podrán hacer pesca
indiscriminada sin temor.
Lo que tendríamos que preguntar a
las autoridades es por que ya no hay corvina en nuestras costas ó por que no
hay ya pejerreyes y que no le vengan a hechar la culpa al niño.
Carlos
Reyna
Dic-99
No hay comentarios:
Publicar un comentario